Uno de los pueblecitos más pequeños y bonitos del Valle.
Un puñado de casas de piedra y pizarra rodean la iglesia de "SANT PÈIR", una de las construcciones religiosas más antiguas del valle (probablemente del siglo XI), desfigurada por reformas posteriores.
Cuenta la leyenda que en la época de los romanos, el gigante Mandrónius (capitoste de las fuerzas contra Roma), cuya cueva podemos ver marcada en la carretera a la entrada del pueblo, hizo prisioneros a un gran número de soldados y envió una oreja de cada uno de ellos y las dos del general a Roma.